lunes, 12 de diciembre de 2011
martes, 6 de diciembre de 2011
Nunca es tarde...
Pareciera que quisieses mostrarme las más inesperadas sorpresas.
Quiero acercarme de amontones por no saber como soportar la lejanía, que llegó a arrastrar a más de tres lunas.
La lágrima cae escondida por la pared, y destiñe tu cuadro mendigando, entre edificios grises, que salgas al sol.
Anochece y la calma me supera, no sé donde está la llave de mi escafandra y perdí la cuenta de los últimos planetas. Me siento parte de este mundo, la piedra ya no entra en el reloj, solo reacciona con el fuego, brillante aterriza, dejando una estela de vapor que quema a flores de un arbusto de primavera.
Caigo al vacío, denso, obscuro y desolado, envuelto en sogas atadas a estrellas secas. El golpe con un oceano de incertidumbres separa mi alma de mi cuerpo. Mi espíritu recorre el infinito porque siente la necesidad de encontrar lo perdido en tu piel, mientras que mi carne absorbe la energía de lo más profundo, desde el centro de la tierra, pide que los sueños y temores se quemen como celofán amarillo en un clasico fogón.
No aguanto que el llanto se camufle en la tormenta.
.<=J
Quiero acercarme de amontones por no saber como soportar la lejanía, que llegó a arrastrar a más de tres lunas.
La lágrima cae escondida por la pared, y destiñe tu cuadro mendigando, entre edificios grises, que salgas al sol.
Anochece y la calma me supera, no sé donde está la llave de mi escafandra y perdí la cuenta de los últimos planetas. Me siento parte de este mundo, la piedra ya no entra en el reloj, solo reacciona con el fuego, brillante aterriza, dejando una estela de vapor que quema a flores de un arbusto de primavera.

No aguanto que el llanto se camufle en la tormenta.
.<=J
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